FENÓMENOS POPULARES Y REIVINDICACIONES PATRIARCALES.


El clima social llora eufórico la muerte del ídolo, nos piden comprensión, nos hablan de “contradicciones”, nos recuerdan al pueblo, al eterno pueblo por el que hablan siempre los políticos, empresarios y sus medios de comunicación. De izquierda a derecha el pueblo se une tras la bandera nacional y en la afirmación del imaginario social despide una parte de su historia, obviamente no solo la del futbol, sino la del sentimiento patrio, la de unidad celestial que relaciona a personas de todas las latitudes argentinas en un abrazo tan irracional como real.

Muchxs se defienden en un ataque imaginario, “Ustedes no lo quieren por haber sido pobre”, “Por consumir drogas”, “Por ser parte del pueblo”, hasta usan fotos de un niño de villa Fiorito para intentar forzar la empatía, y buscan ejemplos de algunos otros abusadores idolatrados para justificar su amor con este caso. Podríamos pensar esta idea que nos lanzan, podríamos cuestionarnos nuestro rechazo y ver si en realidad procede de ahí, de la crítica conservadora, de la siempre justificativa derecha, ¿Pero que tendrán para decir al ver que la burguesía nacional reivindica también a este ídolo que muere multimillonario, y nosotrxs que luchamos por llegar a fin de mes lo rechazamos tajantemente? Nosotrxs que fuimos criadxs en canchas de futbol desde nuestra infancia, que fuimos atravesadxs por toda su cultura, por todas sus lógicas e imposiciones y aun así decidimos posicionarnos en rechazo a toda esta parafernalia populista.
¿Hace falta aclararlo? Nosotrxs no reivindicamos ídolos, sean del color que sean, y ante la violencia machista y los abusadores creemos que no hay “contradicciones”, hay posicionamientos, nosotrxs a los pedófilos los queremos ver muertos, no idolatrados y reverenciados, sea por jugar bien al futbol o a cualquier deporte.
El sentimiento de tristeza es complejo, y quiénes somos para decirle a alguien “no estés triste”, alguien que como todxs nosotrxs, se aferró a un ídolo en su juventud para poder afrontar esta vida repleta de miserias, pero de la tristeza a la reivindicación hay pasos enormes y abismos injustificables.

Si quisiéramos pensarlo racionalmente, incluso cuando los ídolos trasciendan este plano, necesitamos ser realmente criticxs con este sentimiento de masa y pensar de donde proviene esta sujeción al ídolo futbolístico, para ver como el sentimiento es inseparable de nuestra historia política y social, es inseparable el hecho de que “el pueblo” haya salido a festejar el mundial del 78 y con sus gritos encubriera los de lxs desaparecidxs, es inseparable que la “revancha” a Inglaterra se da luego de miles de muertes alentadas por el nacionalismo dictatorial que hoy siguen reivindicando con Malvinas, o que el mundial del 90 daba esperanzas frente a la hiperinflación y la puesta en marcha del 1 a 1.

Podríamos seguir largamente, y a pesar de que no todo se reduzca a esto, no podemos pensar nuestra historia solo desde el sentimiento individual, los hechos tienen concordancia con un contexto, los ídolos no emergen individualmente, sino que son potenciados por el mercado y el Estado de acuerdo a sus necesidades, o desestimados cuando estos ya no le son redituables.

Pero más allá de la racionalidad, no podemos dejar de sentir asco por aquellxs que hacen todo lo posible en pos de subirse a la ola popular, por quienes dicen ser revolucionarixs y demuestran una y otra vez que la “revolución” que proponen no hace más que mantener todo en pie, que antes que cuestionar la realidad del Capital, buscan asegurar su permanencia es puestos políticos y sentires masivos, no solo en una evidente tibieza, sino en la asquerosa lógica política que caracteriza a los partidos de la izquierda parlamentaria.

Del “pueblo” y su sentir, ¿Que podremos decir? No creemos que el pueblo sea necesariamente la masividad, ni que el pueblo sea significante de lo justo o injusto, de lo consecuente o inconsecuente, no por un sentir antipopular, sino porque en su nombre se han llevado a cabo las más grandes masacres de la historia, sin ir más lejos en nombre del pueblo ocurrió la última dictadura militar, en nombre del pueblo desaparecieron a 30000 personas, y podríamos pensar que ese no fue el “pueblo”, pero entonces, ¿Que es el “pueblo”? ¿El pueblo fue la minoría subversiva asesinada mientras el resto festejaba el mundial o simplemente callaba? ¿El pueblo es el que hoy sale a marchar por un ídolo pero calla frente a los asesinatos diarios de la policía y los femicidas? ¿Si el pueblo es católico, autoritario y patriarcal, reivindicamos al pueblo?

Seguramente las reflexiones nos superen en este momento, y sea necesario pensar al pueblo mucho más en profundidad, con sus matices y contradicciones. Desde nuestra parte, no creemos en las lógicas izquierdistas que se posicionan desde el populismo, nuestra revolución apunta necesariamente contra toda forma de autoridad, postura que obviamente no es la única, ni ahora, ni lo será en los momentos de revuelta a los que aspiramos, pero posición que finalmente mantenemos inclaudicable e intentamos propagar, incluso, aunque en algunas ocasiones, no vaya de la mano con lo que los partidos y sus medios nos quieran vender como “pueblo”.