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Algunas palabras contra el panorama electoral
Pareciera imposible no caer en la redundancia en un clima tan hastiado, repetido hasta el hartazgo de slogans políticos y frases hechas, comunicados, cartas abiertas, campañas que se responden a si mismas, con enfoques analizados en focus group y análisis masivos de datos.
A veces unx se tienta en caer en la sobredimensión de nuestras palabras, en que con este posteo, con estas storys, con esta propaganda, estamos generando algo, cambiando algo, y no se trata de menospreciar el esfuerzo, o relativizar nuestras potencias, sino que cuando esa propaganda es repetida una y otra vez, con variables y enfoques casi imperceptibles, simplemente no se está pensando críticamente como unx tiende a creer, no se está analizando nada, se está recorriendo un laberinto previamente demarcado con un final evidente: hay que votar a Massa.
Todas las cartas parecieran estar sobre la mesa, y no se va a volver a barajar, su campaña podrá ser o no exitosa en la búsqueda electoral, y frente a eso no nos queda nada que decir, vivimos en un régimen que nos delimita pocas (por no decir nulas) opciones, que atraviesa nuestros cuerpos, ideas e impulsos, no es extraño que frente a la mediatización de nuestras vidas respondamos con lo poco que tenemos en nuestras manos, con un voto, lo entendemos, pero lo que muchxs no entienden es que realmente hay ‘otras’ voces, que los márgenes existen, y que la democracia es el orden domesticador esas otras posibilidades.
Hoy no es momento para convencer a nadie, ni para lanzar loas a viejas luchas, a otros contextos o a idealismos teóricos, simplemente recordar, recordarnos, que la revolución social no es un simple juego, que la insurrección, la subversión del orden existente, son palabras que tienen su peso y justamente lo tienen porque son llevadas a la práctica, que la anarquía, a pesar que intente ser tomada como un slogan vacío, tiene su historia y su radicalidad hoy, acá, en muchas experiencias y compañerxs. Afirmar lo obvio, no da todo lo mismo, como les gusta decir a ustedes, no da lo mismo embanderarse en ideas supuestamente revolucionarias si cada 4 años van a cambiarlas por el discurso de la democracia, no nos engañemos, o tensionemos estos propios engaños, en el mercado de las ideologías pareciera que somos solo ciudadanos intercambiando la remera de Severino di Giovanni por la del che Guevara para terminar comprando la de Perón cuando está en oferta.
¿Cómo podemos transmitir nuestras experiencias?
Tal vez ya es demasiado tarde para eso, pero aunque suene moralista, aunque pueda llegar a tener el tono de la culpa, la democracia fue la que asesinó a nuestrxs compañerxs, y los partidos que compiten por el poder, desde la izquierda a la derecha del color que más les guste, usó la muerte de nuestrxs compañerxs para defender este orden social, lo hicieron con Santiago Maldonado, lo hicieron con Rafael Nahuel, con Facundo Molares, y lo van a seguir haciendo, no nos sorprende, si asombra tanta falta de memoria, pero sobre todo falta de cercanía. Todxs lxs que afrontamos la represión con allanamientos y decenas de compañerxs en la cárcel sabemos que todos esos discursos contra el fascismo, por la comunidad y demás, no se condicen con las prácticas, y no lo harán en el futuro, no por cinismo o desconfianza, sino porque los movimientos rebeldes y revolucionarios son entornos históricamente aislados (obviamente), solo nombrados después de ser asesinadxs y desaparecidxs, con suerte. ¿Quiénes se piensan que nos abrieron causas y allanaron casas después de que distintxs anarquistas y antifascistas se hayan enfrentado a los grupos de biondini o de la libertad avanza? ¿Quiénes se piensan que metieron a lxs anarquistas presxs luego del ataque a clarín o al Juez Bonadío? ¿La policía ‘fascista’ o la policía ‘democrática’?
Dentro de las dicotomías que ustedes plantean, nosotrxs no existimos, nos hablan de la represión venidera, del fascismo, pero cuando la democracia asesinó a dario y maxi, a mariano ferreyra o a Luciano arruga, ahí no nos molestó tanto, si Tehuel está desaparecido, si la policía asesina a unx pibx que desconocemos cada 20hs, si la ciudad está llena de cámaras, etc. etc. etc…
Muchxs nos opusimos (oponemos) a este orden y a este sistema que tanto les gusta avalar y reivindicar, y obviamente recibimos todo el peso de su represión, tanto legal como ilegal, vimos nuestros libros salir en los diarios como evidencia de asociaciones terroristas, vimos a nuestros familiares ser perseguidxs e investigadxs, y podríamos seguir eternamente, no se trata de eso, no se trata de pedir empatía ni solidaridad, o de victimizarse (unx sabe a lo que se opone), se trata simplemente de aterrizar, y de entender que la democracia no es un antagónico del fascismo, y que la alternancia del poder es esencial para el sostenimiento del capitalismo, porque la gestión de la explotación puede hacerse tanto con la bandera nacionalista como liberal, incluso con la roja, mientras sigamos hablando en el idioma de nuestros explotadores y sigamos creyendo que en las elecciones hay una opción real en relación con nuestras necesidades, vamos a seguir avanzando por el mismo camino sin salida.
¿Y ustedes que proponen?
Unx puede proponer lo que tiene al alcance, los grandes manifiestos alentando al proletariado a unirse y combatir son solo humo, siempre lo fueron, lo que nos quedan son las relaciones, nuestras ideas, convicciones, espacios, compañerxs, nos queda la acción directa, y no se trata de exhibir curriculums de ‘lucha’, pero si recordar que son muchxs lxs que tienen memoria, y sobre todo que nuestras condiciones de explotación nunca van a cambiar por las vías institucionales.
Votar a Massa es simplemente elegir a tu oponente, Votar a massa es cuidar a tus amigxs, es enfrentar al fascismo, es defender los derechos, es lo que quieras, votar a Massa es lo que vos quieras, solo tenés que votarlo. Es difícil, sino imposible, tomar en serio todas las frases hechas y posters diseñados a las apuradas para su campaña política, es la idea de la saturación, a la hora de alentar una acción desde una lógica jerárquica lo importante es generar un mensaje simple, directo, que apele al sentimiento, a la culpa o a la esperanza, que atraviese cualquier animo de crítica, que implique que decir algo negativo del candidato nacional y popular sea ‘hacerle el juego a la derecha’, es la lógica histórica del Estado, del patriarcado, del orden binario imperialista.
Tomando alguna de estas frases repetidas, ¿Votar a massa es elegir al mejor oponente? Primero habría que definir quiénes somos ‘nosotrxs’, ¿es ‘el pueblo’, es ‘el proletariado’, son los sindicatos, las instituciones gubernamentales, los intelectuales?, es en la falta de definición donde lo discursivo se impone ante las prácticas, y así podríamos seguir, ¿Oponerse a qué? ¿A que somos oposición? ¿Al sistema capitalista, al extractivismo, al Estado, a la policía, al trabajo, en lucha contra qué? Y no es que malinterpretemos sus ideas, es que simplemente el simplismo con el que se aborda cada slogan denota el tufillo a repetición política, si, lo sabemos, el hecho que gane el ‘menos malo’ sería algo positivo, pero lo que esconde esa afirmación es que el orden social actual ya es extremadamente siniestro, y que la gestión del capital justamente apunta a sostener este orden social, si Massa fuera mejor, lo es porque es más idóneo (junto con todo su aparato político-represivo-judicial) para sostener la paz social y la democracia, es decir, el extractivismo, la policía, el trabajo, la alienación, la mercantilización de la vida, etc. Si lo fuera Milei la respuesta no cambia, en todo caso abre otra pregunta, ¿Qué tanto puede sostenerse la función de argentina dentro del capitalismo nacional e internacional con una gestión como la de Milei? Durante los años ‘90 la función de argentina en términos regionales fue terminar de cumplir el plan de privatización y mercantilización iniciado con la dictadura y continuado por el gobierno de Alfonsín, hay una línea directa entre 1973 y 1999 donde el capitalismo toma un giro hacia la reproducción financiera, la globalización y la reducción de personal obrero-industrial, en ese contexto Menem pudo profundizar el camino dictado en gran parte gracias al aparato político-social del peronismo, a sus mafias sindicales, a sus gobernadores, al acatamiento de la policía, a todo un aparato político del que fueron participes activos y directos quienes hoy van a elecciones, y quienes siguieron perfeccionando la gestión del capital en los 00’s, tamizado ahora con el discurso de los derechos humanos y la igualdad mientras se profundiza el extractivismo en todo el territorio, la privatización de tierras y el mercado inmobiliario.
¿Pero y el fascismo?
Es innegable lo que es Milei, y sobre todo lo que representa, el punto a pensar es como enfrentar esa representación y las construcciones sociales que lo sustentan, Milei no nace de la nada, si bien fue inyectado con millones de dólares por grupos financieros internacionales, es solo uno de los tantos, el punto es que su programa e imaginario vienen a responder a la insuficiencia de un capitalismo en eterna crisis, a las promesas lógicamente incumplidas de una socialdemocracia que necesita evidentemente la alternancia en el mandato como cualquier gobierno, el tema, o lo que podría convocarnos a nosotrxs, es como desprendernos de esas ilusiones que dicen ‘combatir el fascismo’.
Son sumamente escasos los ejemplos históricos donde ‘combatir el fascismo’ fue una acción revolucionaria, en todo caso siempre representó para el proletariado una necesidad vital, una autodefensa, pero el fantasma del fascismo en la mayoría de los casos (guerra civil española, segunda guerra mundial, guerra fría, lucha contra el terrorismo post 9/11, y en los últimos años en Ucrania) fue la bandera de propaganda del orden político para enfrentar a su adversario, la falsa imposición de una dicotomía en la que represores autodenominados antifascistas se autoproclaman salvadores de la población civil. Este relato es antagónico a nuestra historia y a nuestra condición de explotadxs, porque frente a la imposición fascismo/antifascismo nuestra clase social solo puede servir como mano de obra en una alianza con la burguesía ‘antifascista’, alianza hecha con mayor o menor confianza, pero que al momento en que el ‘antifascismo’ triunfa, el proletariado solo cuenta sus muertxs y sufre la embestida final del flamante gobierno popular y sus frentes unidos, cada vez que en la historia se impone la lógica fascismo/antifascismo en contraposición a la revolución/contrarrevolución, se inaugura una avanzada de ajustes, de represión, y mayor precarización de la vida, y cada vez que aceptamos esa imposición solo somos peones en un juego alienante en el que no tenemos ninguna influencia.
Hay ejemplos históricos que visualizaron y se enfrentaron a esta falsa dicotomía[1], pero no es necesario entrar tanto en recorridos históricos, sino poner sobre la mesa necesidad de una perspectiva rebelde, antiautoritaria, revolucionaria en el panorama actual, eso nos atraviesa mucho más que la urgencia ciudadana por defender el mal menor y las instituciones democráticas, mismas instituciones que reprimieron y domesticaron al movimiento piquetero, que reprime en Jujuy, Chubut, Guernica, etc. El punto es cómo quienes tenemos claro nuestra posición contra el sistema capitalista y el Estado, no dejamos que nuestras potencias y las luchas que construimos sean nuevamente recuperadas por los activistas profesionales y sus políticos, y es que mientras sigamos entregando esas potencias, esas críticas, al circuito democrático ávido de lavarle la cara a sus organismos y partidos, nos vamos a encontrar una y otra vez desprovistxs de herramientas radicales contra este sistema, vamos a cambiar las piedras por la charla en cck y la ex-esma, abandonar nuestras negaciones por pertenecer, por cuidar el sueldo y la carrera, mientras no hagamos una delimitación clara entre nuestros proyectos y el Estado solo vamos a terminar siendo cooptadxs, libradxs de la radicalidad, expuestxs en el museo de las luchas para que avalemos al gobierno de turno. El fascismo solo es posible luego de un periodo de vaciamiento del entramado social.
¿Cómo combatimos el fascismo?
De la misma forma que ya sabemos y siempre supimos, enfrentándonos a este sistema, a la existencia de la policía, al trabajo sea o no asalariado, a la propiedad privada, a las mercancías y al Estado, no es posible enfrentar al fascismo desde las particularidades porque este es una necesidad endémica del Capital, tanto como la democracia, tanto como los partidos políticos. Si seguimos conformándonos con la tranquilidad ciudadana, con la pasividad que sostiene la autoridad estatal, con el parche y la foto frente a una pintada “ACAB” y “Muerte a la yuta”, sin romper con las lógicas internas, sin impulsar nuestras negaciones y proyectos revolucionarios, solo podremos perecer en el mar de las banalidades ideológicas o enfrascarnos en el resentimiento al ver que ‘las masas’ no cumplen nuestros deseos. Ese hastío, esa saturación, ese malestar que sentimos todxs ante cada elección presidencial es la negación de nuestras vidas, de nuestra salud, de nuestros vínculos, no reivindicamos la revuelta como proyecto ideológico sino como la única posibilidad de recuperar nuestras vidas.
Algunas recomendaciones de lecturas:
“Materiales para una Crítica de la Democracia” Ed. Klinamen (2009).
“Contra la democracia” por Grupos anárquicas coordinados (2013).
“Elecciones y anarquismo” Ed. Diaclasa, Errico Malatesta. (2015).
“1era apuñalada a la democracia: recopilación de textos anarquistas contra la democracia” (2019).
“Contra el liberalismo y sus falsos críticos” Ed. Lazo (2023).
Todos disponibles para descarga online.
[1] Ver “Los amigos de Durruti en la revolución española” de Miguel Amoros, “Fascismo/antifascismo” de Gilles Dauvé, “Revuelta en las calles” de Matheus Marestoni.