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Sobre la institucionalización en la lucha por los derechos humanos (Extracto de «Anarquistas 1985»)

Parte de nuestro libro «Anarquistas 1985» (2023), 144pp.

Extracto de «DERECHOS HUMANOS: PUNTO FINAL» Mayo de 1987. Escrito en el contexto de la absolución del teniente Astiz y el dictamen de la ley de Punto Final.

«(…) Las organizaciones de derechos humanos que ya son parte de las estructuras políticas se ven en la necesidad de especular y conciliar para no perder los espacios ganados como institución. Y si esto no fuera real, ¿Por qué hay tantos organismos que luchan por proteger los derechos del hombre y que, si teóricamente quieren lo mismo, en la práctica apoyan desde los proyectos más denigrantes unas, hasta los proyectos más “revolucionarios”, otras? ¿Cómo puede ser que algunas de estas entidades acepten una reparación económica por cada desaparecido? ¿A qué ideología responden aquellos que le ponen precio a las vidas que dicen defender?

Para la A.P.D.H(por ejemplo), que acepta la reparación económica y de tendencia progubernamental, es mejor que los desaparecidos sean declarados muertos porque para ellos, la lucha terminó con la venida de la democracia. Para otros organismos, en cambio, es fundamental que se los siga considerando desaparecidos, pues en ese caso perderían campo de acción y poder de convocatoria.

Entonces es necesario comprender que el sistema necesita de organismos de derechos humanos, tanto como necesita de un aparato represivo. Por eso, cuando se cometen los excesos represivos los organismos hacen la defensa de las libertades básicas del hombre y canalizan la lucha revolucionaria por ese lado, pero ahí se detienen porque en realidad están para defender y no para atacar, jugando así el simple papel de abogados defensores que con su accionar legitiman a la otra de las partes intervinientes: la represión.

Si la lucha que se lleva a cabo es verdaderamente revolucionaria, debe contener en su seno y reivindicar a los derechos humanos, pero no levantarlos como bandera única y exclusiva, porque de lo contrario la lucha es absorbida por el sistema y cae en el mero reformismo. El enemigo no es la represión sino el Estado que la genera, que el sistema “tolere” a la homosexualidad, el aborto, el divorcio, las drogas y las libertades de prensa y culto, no implica que estas sean reivindicaciones “arrancadas” al totalitarismo o logros revolucionarios.

El enemigo es la estructura capitalista, el Estado, el sistema en forma general y absoluta, y las revoluciones se realizan para destruirlo y crear una sociedad diferente. La atomización de la lucha (derechos humanos, libertad sexual, feminismo, punks) lleva implícita toda una problemática personal que tiende a agotarse con la consecución del objetivo o la reivindicación buscada. Así, las estructuras se mantienen, la coyuntura apenas varía, y la reivindicación se convierte en ley, decreto o edicto, terminando por fortalecer el orden reinante.

La acción revolucionaria está más cerca de lo ilegal y clandestino, que de los marcos impuestos por el sistema. Toda acción, actividad o lucha dentro de los márgenes del sistema (lo legal, lo permitido, lo establecido) tiende a integrarlo y a fortalecerlo.

Es por eso que la lucha de las Madres no prosperó desde diciembre del ‘83. Antes de esa fecha (77-83) la soberbia de los militares se sintió avasallada por ese grupo de madres que desafiándolo todo, denunciaba el terror y enfrentaba a los asesinos de sus hijos. Ese violento orgullo militar, herido en lo más íntimo, quiso acabar con la dolorosa protesta intentando ahogarla con la sangre de Azucena Villaflor, las monjas francesas L. Duquet y A. Domon y la de muchos militantes de derechos humanos y parientes de detenidos-desaparecidos.

El “rebélate” implícito en los rostros abofeteados por el terror era tan humano, tan valiente, tan poco dominable, que necesitaron destruirlo. Y cuando la “solución militar” falló, crearon la “solución democrática’’, tan auspiciada y esperada por políticos y militares, empresarios y sindicalistas, patriotas y sacerdotes.

Cuando llegó la democracia y la lucha se legalizó, el manifestar se convirtió en un derecho otorgado por la ley. En estos momentos, realizar una marcha contra el Punto Final, no solamente no conduce a nada sino que fortalece a la democracia, debido a que sólo se está ejerciendo un derecho. Y si las cosas se presentan de ese modo: las movilizaciones que desfilaron por el centro de Buenos Aires ¿no llevan a la inacción? ¿no se transforman en simples paseos? ¿y qué se hace cuando termina la movilización? Parece ser que los únicos métodos de lucha esgrimibles en la democracia son las marchas, los petitorios, las solicitadas, la recolección de firmas, el voto y la realización de huelgas previamente legalizadas por el Ministerio de Trabajo.

Frente a este cuadro de sumisión, solo falta la carta maestra del sistema: la represión. Si una marcha inofensiva es reprimida por la policía, como en el caso de la movilización contra Rockefeller, no se buscan alternativas ilegales; la lucha cambia de rumbo y es reclamado el derecho a organizar manifestaciones y no ser reprimidos por la policía (derecho que, por otra parte, ya existía). Y es entonces cuando se aplican métodos permitidos contra el sistema; frente a la represión se actúa en forma defensiva y no se va al enfrentamiento, como debería ser.

Como consecuencia de esta tergiversación de los valores, hoy podemos escuchar a una de las Madres de Línea Fundadora, cuando el día de la absolución del Tte. Astiz, le gritó: “Judas, asesino, traidor”, declarar (luego de una detención de dos horas) que “se había vuelvo como loca” y que “no sabía lo que hacía”. O al diputado radical Jaroslavsky, acusar de terroristas y fascistas a los militantes de derechos humanos que protestaron frente al Congreso, el día que se aprobó el Punto Final a favor de los genocidas.

Las alternativas son pocas, pero comprometidas y efectivas; debemos entender la necesidad de enfrentar en forma contundente y en todos los frentes al capitalismo y al Estado. Debemos recuperar nuestros criterios de lucha y ejercitar todo tipo de medidas más allá de los marcos impuestos, porque las revoluciones y los progresos sociales no surgen de las instituciones, sino que se alzan contra ellas».

 

Descarga disponible: Voces anarquistas sobre la revolución cubana

Descarga disponible: Voces anarquistas sobre la revolución cubana. (2020) 168 Páginas.

Lectura/descarga: voces anarquistas sobre la revolucion cubana online
En otoño del año 2020 publicamos nuestra segunda investigación dedicada exclusivamente a la participación anarquista en la revolución cubana triunfante del 1° de enero de 1959. Luego de años de encontrar posteos carentes de toda fuente sobre la represión al movimiento anarquista en Cuba, o bien de enfrentarnos a la idealización banalizada de la iconografía cubana, desde la remera del che hasta la boina castrista, decidimos iniciar un proyecto para conocer la experiencia ácrata en Cuba desde la propia voz de lxs compañerxs en la región entre 1959 y 1964.
Los textos acá plasmados hablan de la experiencia práctica y del recorrido teórico del anarquismo que luego de haber participado activamente en la revolución rusa (1917) y de ser totalmente protagonista en la revolución española (1936), se encontraba frente a un nuevo contexto internacional polarizado por la “guerra fría” y encaminado hacia las distintas experiencias de guerrilla rural y urbana en los llamados países del “tercer mundo”.
¿Cuál fue la participación de lxs anarquistas en la revolución?
¿Cómo era la situación del anarquismo en Latinoamérica en 1959?
¿Lxs compañerxs tuvieron una postura “contrarrevolucionaria”?
¿Existió una represión específica enfocada contra el movimiento libertario?
¿Cuál era la postura anárquica con respecto al rol del Estado y la influencia bolchevique en Cuba?
¿Qué debates y rupturas existieron en el movimiento anarquista internacional (por ejemplo en Uruguay) con respecto al flamante gobierno cubano?
¿Qué análisis hacían lxs compañerxs sobre la economía, la educación, los sindicatos, la reforma agraria o la militarización en los comienzos de la gesta revolucionaria?
¿Cuál era el posicionamiento frente al imperialismo norteamericano y la propaganda anticomunista?

El humo y la represión: sobre el «atentado en La Rural»

Mucho ruido…
(escrito a una semana ‘del atentado’)

El pasado jueves 5 de septiembre detonó en la sede de la Sociedad Rural Argentina (SRA) un sobre a nombre de Nicolas Pino, presidente de la entidad, compuesto de pólvora, una batería y un detonador que se activó al momento de abrirse, este principio de ignición generó una llamarada que hizo que la secretaria que lo abrió y sus compañeros de oficina salieran corriendo de la escena como se ve en un video que está circulando desde ese mismo día. Horas más tarde era recibido un segundo paquete a nombre del vicepresidente y detonado afuera del edificio por la brigada antiexplosivos, aunque luego se comprobara que este no representaba ningún peligro y era “una encomienda real”.

Hasta el momento esto es lo único que se sabe, y a nuestro parecer, lo que debería importarnos. El resto fueron conjeturas, acusaciones, farándula, humo y utilización política, llegando incluso a la detención de una persona que poco parecía tener que ver con el hecho, pero primero detengámonos en los primeros días.

El viernes 6 de septiembre la portada de Clarín era precisa con las acusaciones.

Al mismo tiempo en distintas redes sociales desde sectores afines al gobierno instalaron el #volvieronlosmontoneros mezclando la participación de un triste Firmenich en una charla por Zoom con una agrupación nacionalista, con el ‘atentado’, y así la eterna lógica de saturación mediática, la imposición del discurso vacío y la repetición política. Mientras tanto distintos “expertos en seguridad” se paseaban por todos los medios hablando de los flagelos del terrorismo, de la “psicología de los atacantes” de “lobos solitarios”, y todos los lugares comunes de la lógica Lombrosiana de principio de siglo xx, además de la necesidad tajante de reafirmar el control urbano “Es obvio que lo van a agarrar con la cantidad de cámaras que por suerte tenemos en la ciudad, nadie puede hacer esto sin que lo agarren”, humo y acusaciones cruzadas, que la ministro de seguridad Patricia Bullrich haya nombrado a grupos anarquistas y veganos no es casualidad, pero tampoco lo es la postura de distintas “defensas” del caso.

Si hay algo en lo que coinciden ambos “lados de la grieta” es que este tipo de acciones merecen el castigo de la ley y la detención de los ‘culpables’, el cuidado de las instituciones y la defensa del orden democrático se antepone por sobre cualquier distinción de colores partidarios, aunque las chicanas mediáticas busquen aparentar diferencias reales.

Lo que queda en el fondo, detrás de la cortina de humo, es el ataque, el hecho tangible de apuntar y señalar como enemigo al presidente de la Sociedad Rural, una organización central en la historia oligárquica argentina, fundada en 1866, participe activa desde la campaña del desierto, la represión en la Patagonia en 1920 y así podríamos seguir con los distintos gobiernos, genocidios y dictaduras a lo largo de la historia argentina, incluso como responsable directa de la presión económica ejercida en 1975/76 y los paros patronales para legitimar el último golpe de Estado. Ejemplos hay muchos, demasiados, lo único que nos queda claro, y que de manera más o menos profunda ya sabemos todxs, es que la Sociedad Rural Argentina es una de las instituciones visibles más explicitas en la defensa de la explotación capitalista, el extractivismo, el especismo y el orden estatal.

¿Eso justifica el ataque? ¿Ante quién? ¿Desde qué lugar? Etc. etc.

Esas son preguntas válidas, necesarias, porque tampoco es cuestión de festejar alzando el puño de la misma forma que se lo hace al ver un partido de futbol, no es cuestión de ser buenxs espectadorxs anarquistas y celebrar la mediatización de las prácticas, no se trata de sumarnos al ruido y repetir entre el tsunami de propaganda twittera que esta acción es válida, sino de poder encontrar las formas de profundizar en ella, o mejor dicho, que esta sea un puntapié para la comunicación, alejadxs también del cinismo y la solemnidad ciudadana (muy presente en muchos entornos “militantes”) que se preguntan sobradamente “¿y de qué sirve esto? ¿Con estas acciones van a destruir el capitalismo? Solo están llamando a la represión, solo se están alumbrando” y así podríamos seguir al infinito.

El ejemplo de “Animal Libre” diciendo que “no hay que confundir una lucha por justicia con actos de violencia” defendiéndose sin que nadie lxs acuse sino salvaguardando su lugar de buenos activistas, es una muestra clara de lo que buscan y producen las campañas represivas, aislamiento de las acciones directas, miedo, paranoia y resguardo de las posiciones ‘ganadas’ dentro de la sociedad del capital, el veganismo (o el anarquismo, o el feminismo) como una etiqueta vacía de cualquier irrupción real contra las relaciones mercantiles y sus representantes, sino como slogans bienintencionados, pancartas activistas, buenas voluntades que “solo quieren un mundo mejor”, nada nuevo en el horizonte.

Lo que nos queda claro es que el poder también es una cascara vacía, fundado y afianzado sobre la represión y la cárcel, pero vacío de significantes que puedan aglutinar una defensa en sí mismo, ¿Por qué se hizo una explotación mediática del hecho y no (como sucedió en otras épocas) se lo dejó pasar inadvertido? Sin la necesidad de entrar en teorías conspirativas, porque los gobiernos ligados al populismo liberal necesitan confrontar con la imagen de “zurdos, terroristas, anarquistas” para legitimarse a sí mismos, independientemente de la peligrosidad o lo tangible de algunas acciones, de la misma forma que el peronismo/kirchnerismo necesita configurar una dicotomía en la que son representantes de “los sectores populares contra la derecha”, lógicas claras en la disputa política. Pero también, en el caso puntual del ataque a la Sociedad Rural, este fue utilizado, dentro de las narrativas del poder, como una respuesta al clima latente de descontento con la represión a lxs jubiladxs, un punto en el que se reunió la indignación de distintos sectores sociales de forma más o menos unánime y sobre la que ahora buscan torcer la arena política. ¿Esto significa que el ataque ‘le sirvió’ al gobierno para invisibilizar la represión a los jubilados? No, significa que fue una de las cartas que eligió poner en sus portadas, de la misma forma que va encontrando distintas confrontaciones virtuales semana tras semana o día tras día mientras avanza con recortes y la precarización de la vida. La respuesta y la relevancia en todo caso no está en si la acción estuvo en la tapa de los diarios o si el gobierno la utiliza o no políticamente, estas particularidades hay que tenerlas en cuenta, pero sobre todo es necesario pensar las formas de profundizar en este tipo de acciones directas, pensarlas de forma crítica sin caer en el fetichismo, con una aproximación real y con las preguntas que estas nos ofrecen.

Pocas nueces
(escrito a dos semanas ‘del atentado’)

Una nueva semana y la arena política cambió rápidamente de sujeto antagónico, el populismo liberal se debate entre videos virales contra “la casta política”, conferencias en el Congreso sin demasiadas repercusiones, y otra gira del presidente por EE.UU. para acordar apoyos con Elon Musk e Israel, mientras tanto en Córdoba se incendian miles de hectáreas, se avecina un nuevo veto contra el presupuesto universitario, y lxs jubiladxs miércoles a miércoles continúan tensionando las calles del Congreso, del humo en la rural… poco y nada.

Dos días después del hecho (el 7 de septiembre) fue detenida con bombos y platillos una persona acusada de la acción, su nombre fue divulgado por todos los medios de comunicación, al igual que su dirección, lugar de trabajo, su DNI y todo dato que sirviera al morbo mediático, incluso lo que tenia en su heladera para “demostrar que no era vegano”. A primeras luces este parecía ser un montaje burdo igual al que armaron luego del ataque a Clarin en noviembre de 2021, es decir, agarrar a un perejil con elementos que de alguna forma puedan caratular una responsabilidad, en el caso de Clarin fue un repartidor que se encontraba en la zona y una foto de kropotkin y otra en una unidad básica kirchnerista en Facebook, estas “pruebas” también fueron suficiente para publicar su nombre, dirección, foto y lugar de trabajo en todos los medios, además de asegurarle una estadía en la comisaria durante unos días. El plan en este caso fue el mismo, ante el ruido mediático, la necesidad de armar una carpeta, mostrar responsables y asegurar la ‘buena actuación’ del ministerio de seguridad, en el medio continúan las investigaciones, y lo burdo de estos montajes mediáticos se pierde en el mar de información y amarillismo. Luego de unos días esta persona presentada como “la responsable del atentado a la rural” fue liberada por falta de pruebas, y es que esperar que un agente inmobiliario afin a Milei haya realizado esta acción ya era forzado incluso para la justicia.

¿Y ahora?

Seguramente sigan las investigaciones, pueden haber allanamientos, seguimientos, etc. lo de siempre, pero también quedan claros (otra vez)  el humo y el ruido, así como la imposibilidad del poder por sostener sus propias narrativas. Podemos decir, con cierto cinismo, que eso no importa, que toda mentira queda, que el entretenimiento punitivo se inyecta y propaga sin ninguna consecuencia, pero también es necesario recalcar que ellos, nuestros enemigos, también son endebles y lo saben, tienen en claro que tanto las acciones ‘pequeñas’, individuales, como la agitación en las calles y la rabia social, pueden desbordarse, relacionarse, dialogar y desembocar por distintos afluentes, por lo tanto, su narrativa tiene que necesariamente aislar cada posible peligro, limitarlo al lugar de lo discursivo, al territorio político y la puja del espectáculo partidario.

¿Qué nos queda a nosotrxs?

Nos queda aprender, impulsar el desafío que tenemos en frente, pensar cual es nuestro rol y nuestras posibilidades frente a las acciones directas de todo tipo, hacer de la solidaridad algo tangible, material, práctico, contagioso, sin caer en el asistencialismo, sino en la solidaridad consecuente, donde las palabras son necesarias pero muchas veces también sobran.

Hay un contexto donde todo avanza a tiempos acelerados, pero también donde una resistencia se está aunando y tensionando en el tejido social, por fuera del humo y el ruido, por fuera de su “rosca política”, está latente y nosotrxs tenemos muchas herramientas para compartir y tantas experiencias para no dejarnos doblegar, esta tensión tendrá sus desbordes y sus recuperadores, y tenemos que tener en claro quienes están de cada lado, quienes están parados en la vereda esperando el momento oportuno para erigirse como representantes y asegurarse una banca estatal y quienes están en la calle con la capucha lista para impulsar nuevas realidades y relaciones sociales.

Vagabundos Malhechores y Canallas: descarga disponible

A mediados del año 2019 lanzamos nuestro primer libro «Vagabundos Malhechores y Canallas: Los comienzos del anarquismo individualista en Buenos Aires (1890-1897)»
Dedicado específicamente al periódico «El Perseguido» y su grupo editor de tendencia comunista anárquica antiorganización, siendo el primer periódico anarquista de gran tirada en la ciudad que se mantuvo activo durante 7 años y sentó las bases para distintas posturas que atravesarían al anarquismo rioplatense durante las próximas décadas, desde el rechazo al colectivismo y la apuesta por el comunismo, hasta la reivindicación de la acción violenta individual, la organización ‘informal’ y el rechazo a las estructuras formales organizativas (que por ejemplo influenciarían a la FORA que si bien era una organización formal, no se definía como anarcosindicalista como la CNT, y entendía su función como impulsora de la revolución, no así como estructura organizativa de la sociedad posrevolucionaria).

Este primer libro, con distintas críticas que podamos hacerle desde el presente, fue el puntapié inicial para explorar la edición de archivos, confrontar preguntas e inquietudes, y sobre todo generar puntos de contacto y debate con compañerxs de distintas regiones. Hoy, 9 libros y 5 años después, seguimos reafirmando la necesidad de la investigación autónoma, dedicada al proyecto anárquico y a la historia del movimiento anarquista, por fuera de la academia, sus personalismos y visiones reformistas.

Nos separan más de 100 años, nos une el deseo vital de ver arder la sociedad capitalista y todas sus instituciones.

Vagabundos Malhechores y Canallas – online

Leon Czolgosz: El anarquista que asesinó al presidente de Estados Unidos

Este pequeño fanzine busca ser un ejercicio de memoria en torno al compañero Leon Czolgosz, responsable del asesinato del presidente de Estados Unidos William McKinley el 6 de septiembre de 1901 en Buffalo.

La acción de Leon no solo generó una repercusión internacional, y avivo una campaña represiva en EE.UU. contra el movimiento anárquico, sino que este se inscribe dentro de una serie de acciones internacionales ligadas por la llamada “propaganda por el hecho” en la que podemos incluir los atentado de compañeros como Gaetano Bresci, Sante Geronimo Caserio, Auguste Vaillant, Emile Henry, Michele Angiolillo, Luigi Lucheni, Mateo Morral, entre otros, y en argentina los casos de Salvador Planas, Francisco Solano Regis, Simón Radowitzky o Kurt Wilckens. Con esto queremos decir que tanto la acción, como Leon en tanto individuo, no pueden ser vistos aislados de sus entornos, prácticas e historias, sino que tienen sus fundamentos tanto en la miseria transversal del sistema capitalista como en los ejemplos de resistencia y ofensiva individual que el anarquismo ha afrontado históricamente, no sin infinidades de debates, contradicciones y controversias.

Con la necesidad de alejarnos de los fetiches, y profundizar en la historia y el contexto de Leon Czolgosz, decidimos traducir el texto “La tragedia de Buffalo” escrito por la compañera Emma Goldman, y transcribir la reseña “El revolver de Czolgosz” publicado en Buenos Aires semanas después del atentado. Con el objetivo de abarcar distintas miradas de forma crítica e intentar comprender el lugar que ocupan la acción violenta, la solidaridad y la represión en los entornos ácratas.

Expandiendo la revuelta.
Julio 2024.
Buenos Aires.

Descarga: Leon Czolgosz fanzine

Las viudas de la verticalidad peronista (2024)

Este pequeño compilado de textos escritos entre mayo y septiembre de 1974 en Buenos Aires, busca dar cuenta de distintas posturas, visiones y debates de los entornos anarquistas con respecto al tercer gobierno peronista y la muerte de su líder histórico.
En un contexto eternamente saturado de mitos y referencias, en su
gran mayoría carentes de fundamentos históricos de cualquier tipo,
estos mitos se encuentran comúnmente afianzados sobre la repetición sentimentalista, populista y mistificada de los lideres carismáticos del Estado, así la figura de Perón, Evita, Isabel, Néstor o Cristina se encuentran santificados por un halo propio de la ideología ‘justicialista’ a la que pertenecen, el cristianismo, el personalismo, el culto al líder , el nacionalismo y la obediencia a la estructura partidaria.

Este pequeño fragmento de la historia que compartimos, busca poner sobre la mesa las perspectivas anárquicas y revolucionarias de la época, entendiendo también que estas conforman solo una porción de un movimiento que atravesaba a distintas corrientes, ideologías e influencias, unidos sí por el horizonte revolucionario, algunxs más radicales que otrxs, algunxs fuertemente nacionalistas, otrxs marxistas y unxs pocxs antiautoritirarixs, pero en gran parte con un piso en común (muy taladrado en las ultimas décadas), la necesidad de terminar con el sistema capitalista.

Con errores y contradicciones, pero también con ánimos subversivos y solidaridad, si hay algo fundamental que lxs revolucionarixs deberíamos haber aprendido hace ya largo tiempo, es que los líderes, las lógicas autoritarias, y el populismo nacionalista, son solo espejismos dedicados a la dominación estatal y la institucionalización de nuestros deseos.

Mientras sigamos relativizando las masacres del peronismo, desde la
represión clandestina, la quema de locales partidarios y la censura a la prensa desde sus primeros mandatos, pasando por el genocidio en Rincón Bomba y la imposición del terrorismo de Estado a partir del ‘73 con la vuelta de su líder al país, nunca vamos a poder afrontar realmente una crítica radical contra el sistema capitalista y sus falsos críticos.

Las viudas de la verticalidad peronista online

¿Quiénes son los infiltrados?

¿Quiénes son los infiltrados?

La imagen del infiltrado responde a la construcción de una figura extraña, externa a una situación en particular, más allá del condicionante político desde donde se instala la campaña de acusación, esta cumple antes que nada la función de externalizar a un grupo, a prácticas especificas o a sus símbolos representacionales, volviéndolos ajenos a una situación o entorno puntual, en este caso a las manifestaciones callejeras.

Al mismo tiempo, en la acción misma de acusación quien apunta con el dedo se posiciona a sí mismo como participe legítimo de la marcha, creando en ese acto una línea divisoria entre lo permitido y lo no-permitido, una construcción moral que tiende a dividir entre ‘manifestantes buenos y pacíficos’ e ‘infiltrados y violentos’.

Quienes son los infiltrados lectura

Reedición 2024: Lxs anarquistas en Inglaterra frente a la guerra de Malvinas

Descarga/Lectura: Lxs anarquistas en inglaterra frente a la guerra de malvinas

Las ediciones no son estáticas, estas se renuevan, actualizan, complejizan y dialogan con un entorno. Con el correr de los años fuimos agregando textos y modificando «Lxs anarquistas en Inglaterra frente a la guerra de Malvinas» en distintas ocasiones, hoy nos toca hacerlo en un clima de nacionalismo en boga y, frente a un gobierno liberal que reivindica a Margaret Thatcher, la oposición no encuentra otra forma que reafirmarse que en retóricas antiprogresistas, conservadoras y nacionalistas.

Así, en un espiral de falsas críticas y slogans vacíos, la «soberanía» sobre Malvinas es utilizada por los Partidos como una carta fácil para el populismo, el nacionalismo vende y las muertes son apelaciones hirientes para nuevamente reivindicar el rol del Estado.

En un contexto internacional donde la guerra en Ucrania se sostiene en la masacre a través de los años y el genocidio en Palestina se reafirma en el horror, la guerra de Malvinas no deja de evidenciarnos que la «soberanía nacional» no es más que un eufemismo para legitimar el control estatal, así como los tibios discursos «antiimperialistas»  son en la mayoría de los casos un salvataje para las burguesías nacionales. En el medio somos lxs explotadxs quienes pagamos el precio por sus guerras, embebidos en banderas que nos empujan a la muerte y nos alejan de nuestras propias necesidades y vínculos.

Nos queda claro una y otra vez que el nacionalismo no solo es inútil para combatir las relaciones capitalistas, sino que es parte esencial del orden de dominación mercantil. No seremos parte de sus guerras, ni aunque se autoproclamen de «liberación».

Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases.
Por la guerra social contra el Estado argentino y contra todos los Estados. 

Compa no te regales: una crítica a la mediatización de nuestras luchas

Este pequeño escrito busca ser un aporte para pensar el panorama, las limitaciones y potencias de las luchas sociales en Bs. As. Haciendo un repaso rápido por la memoria revolucionaria, hasta la complejización de la represión, la asimilación de perspectivas ciudadanas y la mediatización de nuestras vidas, que dividimos en 5 secciones:

1) El ciudadanismo
2) La represión
3) Las redes y sus lógicas
4) Compa no te regales
5) Entre la legitimidad y la negación

Creemos necesaria la puesta en común de estas tensiones para que no se resuman en criticas internas o lecturas soberbias sobre el contexto social en el que transitamos, sino que puedan dialogar, incluso con incomodidad y a la distancia, con otras visiones y perspectivas.

Lectura/Descarga: Compa no te regales online

Herramientas para la revuelta N°3: Contra el arte y el artista

Descarga/Lectura: Contra-el-Arte-y-el-Artista

«Contra el arte y el artista» fue escrito en 2012, pero muchos de sus debates no solo continúan vigentes, sino que son parte de la coyuntura político-social en argentina.

Tras la avanzada de recortes, desfinanciamiento y desprestigio a las instituciones estatales ligadas a la cultura y a sus trabajadorxs, una parte (mayormente visible) de la autoproclamada «resistencia cultural» tiende constantemente a posicionarse en una defensa desde las lógicas del mercado artístico y sus valores.

Obviamente apoyamos y reivindicamos la lucha contra la ley ómnibus y el DNU, pero necesitamos plantear al mismo tiempo un cuestionamiento de las instituciones del Estado y el Capital, de lo contrario esta lucha de las que nos sentimos parte, se convierte solo en la reivindicación partidaria de un modelo productivo.

Mientras no podamos llegar a un cuestionamiento del nacionalismo y su cultura, y de la sociedad de clases y el espectáculo que la sostiene, solo vamos a seguir hablando en el lenguaje del mercado y en la disputa por el cuidado de privilegios ajenos.

Resistir no significa ponerse la camiseta de valores del patrón, sea socialdemócrata o neoliberal.
No queremos un mercado independiente, queremos que nuestras vidas no estén lidiadas por la mercancía.