Un diálogo con Freedom sobre la victoria de Milei y el contexto en Argentina

Esta entrevista a la distancia con Freedom, periódico histórico de Londres fundado en 1886 por Piotr Kropotkin, surge tanto del interés de lxs compañerxs en Inglaterra, como de la necesidad de pensar nuestro  contexto y responder a inquietudes y desafíos, tanto propios como ajenos.

A la hora de responder preguntas que se acercan desde otro contexto (seguramente no tan diferente) se produce un ejercicio de pensar en detalle las palabras, la elección de las respuestas y la «imagen» que unx quiere o puede plasmar del contexto en Buenos Aires, intentando no caer en la sobredimensión de nuestra influencia como anarquistas, pero tampoco limitándonos a entender la realidad social desde la óptica burguesa de la democracia y los cambios de mando.

Las siguientes preguntas y respuestas tienen que leerse como un desafío, no hacia la «verdad» sino en dirección a la práctica reflexiva por comprender, posicionarse y encontrar las grietas necesarias para desafiar el orden social.


Freedom: Entonces, supongo que lo primero que nos preguntamos es qué significará el nuevo presidente para la gente de allí. Quizás un poco con respecto al último, ¿Cuál será la diferencia? ¿Se está movilizando la gente? ¿Cómo es la organización allí? ¿Existe un plan de acción? ¿Conexiones entre grupos afectados? ¿Era esperado este resultado?

Expandiendo: Es difícil augurar una respuesta a futuro, el presidente Javier Milei asume el 10 de diciembre, pero ya comienzan a organizarse distintas manifestaciones, sobre todo en sectores que están siendo fuertemente cuestionados como los medios estatales de comunicación y distintos ministerios más ligados al sector público, ante el anuncio de futuros recortes y despidos ya se están organizando asambleas y espacios de discusión. Es también complicado pensar en posibles “planes de acción”, porque la victoria de Milei no puede verse como un hecho aislado, sino como el resultado de un vaciamiento e institucionalización de muchas luchas sociales de los últimos años, un ejemplo de esto es claramente el sindicalismo nacional, reflejado mayoritariamente por la CGT (confederación general del trabajo) la central oficial del sindicalismo que es obscenamente burocrática, represiva y defensora de los gobiernos peronistas, este ejemplo de la CGT, que no propuso ningún paro ni huelga general durante los últimos 4 años donde la inflación fue del 140%  y reprimió a los sectores minoritarios del sindicalismo que luchaban por aumentos de salarios, pero que hizo manifestaciones para apoyar al candidato a presidente del peronismo, el ministro de economía Sergio Massa.

En general hay un clima de movilización en la actualidad, pero que también es el resultado del primer shock por la victoria de Milei, en las próximas semanas y meses probablemente muchos sectores hagan pactos con el gobierno, nuestra apuesta obviamente está en los espacios más radicales de lucha donde podamos impulsar una propuesta que no sea simplemente de “resistencia” sino una crítica profunda al sistema capitalista y al Estado.

Con respecto al resultado, en un principio no fue esperado, muchos esperaban que ganara la derecha liberal pero de sectores más ‘moderados’ dentro del Partido de Mauricio Macri, luego de las primeras elecciones (en Argentina se vota 2 o 3 veces para definir al presidente dependiendo los porcentajes) la sorpresa de Milei significó un balde agua fría para una parte importante de la población, pero también un ‘golpe de realidad’ para quienes apoyaban y justificaban al gobierno anterior.

 

F: ¿Qué tan exitosas han sido las personas en la construcción de relaciones de apoyo mutuo  durante los últimos 22 años?
¿Que funcionó y que no funcionó? Y ¿Qué significa la caída del peronismo, la vieja izquierda? ¿Oportunidades o simplemente un vacío?

E: Creo que ambas preguntan van de la mano y es necesario aclarar que el peronismo, como leímos en distintos lugares, no es un movimiento ni un partido de izquierda, esto es importante para complejizar y profundizar en el contexto nacional, y no lo digo como una defensa de “la izquierda” (con quienes también tenemos posiciones enfrentadas), sino para poder comprender el contexto político en Argentina. La izquierda institucional en argentina está representada por el “Frente de Izquierda” que va a elecciones todos los años y consigue porcentajes muy bajos (3%), pero que cuenta con algunos diputados y bastante visibilidad y propaganda de sus principales candidatos, el Peronismo tiene la particularidad de ser una estructura que aglutina a distintos partidos, en la actualidad representado principalmente por “Unión por la patria”, en donde confluyen distintos grupos y alianzas ligadas al Nacionalismo Popular (obviamente desprendidos de las ideas del General Perón), si bien en cierto momento el Peronismo pudo tener una imagen más “progresista”, esto tiene que ser visto como parte de maniobras electorales y políticas que tienden a acomodarse a la coyuntura nacional (y no como una postura ideológica, los peronistas tampoco se identifican ‘de izquierda’), por ejemplo, el gobierno de Carlos Menem (1990-2000) fue explícitamente peronista y neoliberal y contó con el apoyo de todos los gobernadores de las distintas provincias (entre ellos Nestor y Cristina Kirchner), pero luego de las revueltas del 2001 y la imagen negativa que tenía Menem, el peronismo comenzó una campaña “crítica” con el neoliberalismo y más ligada al latinoamericanismo y las alianzas con gobiernos más progresistas (Lula da Silva, Chavez, Mujica) y en paralelo, mientras se hablaba de “soberanía nacional” impulsaron proyectos que trajeron al país a empresas como Monsanto, Barrick Gold, Chevron, etc. dedicadas al extractivismo y la destrucción del medio ambiente.

Una de las dificultades de las luchas sociales frente a los gobiernos peronistas-kirchneristas del 2003 al 2015 tuvo que ver con que muchos de los movimientos que impulsaron la movilización en el 2001 como los piqueteros y las asambleas barriales, fueron institucionalizados y desligados de su factor rebelde, y los sectores más combativos fueron fuertemente reprimidos buscando aislarlos de los distintos movimientos sociales, la imagen de “izquierda” que supo crearse el kirchnerismo fue justamente en base a la represión a la izquierda extraparlamentaria y a los movimientos autónomos y anarquistas.

La ‘caída’ del peronismo no creo que represente ni una oportunidad, ni un vacío en sí mismo, ellos simplemente buscarán acomodarse electoralmente y promover alguna movilización siempre y cuando le sea redituable políticamente. Al mismo tiempo, es verdad que frente a un gobierno explícitamente de ultraderecha hay una facilidad para visualizar al enemigo, porque durante muchos años afrontamos una propaganda nacionalista del gobierno con slogans como “El Estado somos todos” y acusando a quienes nos enfrentamos al Estado de  “hacerle el juego a la derecha”, en este sentido toda movilización contra los gobiernos pasados era acusada de “reaccionaria”,  ahora el desafío es que la rabia y la necesidad de acción de muchos sectores que ven en Milei y todo su gobierno un enemigo claro, no sea recuperada nuevamente por los partidos políticos como sucedió por ejemplo en 2003 y en 2015.

F: Javier Milei es como un refrito de su predecesor neoliberal y
presidencial Mauricio Macri, quien reabrió la puerta a los capitalistas buitres estadounidenses e instituyó una nueva ola de políticas pro Shock Therapy que provocaron una tasa de pobreza del 36% y una inflación de hasta el 40%. Entre 2018 y 2020, el FMI concedió a Macri los mayores préstamos de su historia: 100.000 millones de dólares (56.000 millones de dólares en 2018 y 44.000 millones de dólares en 2020). Así, entre 2012 y 2021, Argentina tuvo el mayor aumento de deuda pública: 40,5 puntos porcentuales del PIB. Cuando Fernández asumió el cargo en 2019, la deuda del país ascendía a más de 320.000 millones de dólares y en noviembre de 2023 había alcanzado los 420.000 millones de dólares. Entonces, ¿es correcto que Fernández heredó la carga del FMI de Macri y eso obstaculizó su capacidad para cumplir sus promesas de campaña? Sus predecesores peronistas de centro izquierda habían logrado
escapar de las deudas de Argentina en el pasado declarándolas «odiosas», algo que Mandela y el ANC fueron criticados por no haber hecho cuando asumieron el poder.
Su sucesor de ‘centro izquierda’, Fernández, se había comprometido a abordar la crisis social de Argentina, pero no logró avances suficientes, lo que muy probablemente creó las bases para que el
oportunismo al estilo Trump de Milei ganara fuerza. ¿Es Milei diferente a otros neoliberales, incluido Macri, o es esto una
victoria de marca para él? / ¿En qué medida se diferencia de Macri?
¿Podrá implementar políticas como romper vínculos con Brasil y China y dolarizar la economía? Si no se sale con la suya, ¿existen las
condiciones que le permitirían convertirse en dictador? / ¿Qué
impedimentos existen que le impedirían convertirse en dictador? ¿Cómo lo perciben los no incels en Argentina? (como si pareciera un poco perezoso…) ¿Cómo podemos evitar que la gente lo llame
«anarcocapitalista»? ¿Existe una red organizada y conectada de personas que puedan responder a la amenaza que representa, por ejemplo? ¿Indígenas/ambientales/anarquistas, etc.?

E: El tema de la deuda con el FMI atraviesa a la economía argentina desde hace muchos años, desde los años ’50, pero para resumirla podemos ver una línea clara en la dictadura de 1976-1983 que toma grandes deudas y comienza un plan de privatización masivo, esta línea es continuada y profundizada en 1990 con la década neoliberal, y frente a las revueltas del 2001 y en un contexto distinto nacional y regional, se comienza un camino de alianzas económicas regionales y el gobierno acuerda pagar gran parte de la deuda (que ellos mismos habían tomado en los 90’s) entre 2006 y 2009. Obviamente el gobierno de Macri reabrió la deuda bajo distintas justificaciones, más o menos reales, como que Argentina estaba en fuerte déficit y que la burbuja económica creada entre 2006 y 2015 era insostenible, pero como ocurre siempre, la nueva deuda con el FMI no estaba dirigida a recuperar financieramente al país sino a profundizar el saqueo y la explotación, de hecho hay muchos juicios abiertos por corrupción porque una parte importante de los fondos se esfumaron a cuentas en el exterior.

El gobierno de Alberto Fernández de tendencia peronista (2019-2023) utilizó esta deuda como justificación durante todo su mandato, toda responsabilidad económica fue desligada hacia la deuda tomada por Macri, pero su decisión fue la de acordar con el FMI y pagar la deuda que para muchos era “fraudulenta”, hubo distintas manifestaciones y reclamos para romper lazos con el FMI y no pagarle, pero el gobierno reprimió estas protestas y encarceló a varios manifestantes por atacar el Congreso el día del acuerdo.

En este sentido para nosotros la deuda con el FMI no deja de ser una lógica de los partidos en el poder, donde unos toman la deuda, los otros la pagan, y justifican su mandato criticando al gobierno anterior, en el medio es nuestra clase explotada la que termina pagando y sufriendo los recortes y una vida cada vez más difícil de sostener.

Con respecto a Milei y sus diferencias o semejanzas con Macri, hubo un quiebre con respecto a la ultima parte de las elecciones que evidenció que muchas de las consignas de Milei eran ficciones populistas, su lema principal al principio fue “Terminar con la casta política” y “Una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre”, buscando mostrarse como “outsider” de la política, y esta postura la sostuvo mediáticamente con vehemencia, diciendo que tanto Massa como Macri y su partido eran una mafia, títeres, e incluso ‘socialistas’, además proponiendo la dolarización y recortes tajantes. Pero en el ultimo mes, para ganar las elecciones se alió con Macri y su candidata Patricia Bullrich (quien había sido ‘peronista socialista’ en los 70’s), desdiciendo las acusaciones que había hecho unas semanas atrás, y actualmente dándole puestos en muchos de los ministerios al partido de Macri (Juntos por el Cambio), Bullrich será nuevamente ministro de seguridad y Luis Caputo, el mismo que tomó la deuda con el FMI EN 2016, será nuevamente ministro de economía.

Estos ejemplos demuestran que la verborragia populista de Milei era, como en todos los Partidos, una caricatura para llegar al poder, de hecho, una parte de los recortes que proponía, e incluso la dolarización, comienza a decirse que son planes a largo plazo que tardarían muchos años en realizarse, incluso décadas. Esto también es muy cuestionado por los propios militantes de “La libertad avanza” (Milei), ya que aun sin haber asumido el gobierno, comenzaron a ser modificados sus planes económicos.

Si bien durante la campaña electoral Milei fue presentado abiertamente como fascista por los sectores opositores, es necesario separar la propaganda de la realidad política argentina, dentro de La Libertad Avanza (LLA) hay sectores de ultraderecha, eso es innegable, su vicepresidenta está directamente conectada con la ultima dictadura militar y justifica abiertamente la represión contra los movimientos revolucionarios en los 70’s, pero también hay una parte de liberales que vienen de sectores tanto de Macri como de Massa (además de ser el candidato de Unión por la Patria, el candidato peronista tiene su partido político llamado “Frente Renovador” de fuerte carácter represivo y conservador). El debate dentro de sus lógicas políticas es cuánto se pueden garantizar los futuros recortes y la fuga de capitales y al mismo tiempo sostener el orden social, si Milei se transforma en un peligro para el orden político-económico y sus negocios, no hay dudas que los mismos políticos que hoy lo apoyan van a pedir su renuncia en pocos años.

Ahí entra el factor de los movimientos de resistencia, a grandes rasgos si, hay una resistencia mapuche autónoma importante, y distintas asambleas ambientales que también mantienen sus posiciones contra todos los gobiernos y contra las ONG’s que buscan comercializar las luchas, también hay un movimiento anarquista y antiautoritario amplio, que aunque es minoritario, tiene distintas herramientas para expandir el conflicto y alentar la revuelta, obviamente hablamos de sectores pequeños, pero que en un contexto donde mucha más gente se encuentra movilizada por el avance estatal en su formato liberal, pueden ser influyentes. Además, el movimiento feminista que luego de la legalización del aborto (diciembre 2020) entró en un ciclo de institucionalización y alejó a muchas personas, nuevamente vuelve a movilizarse como factor de cuestionamiento social.

Y no hay que dejar de mencionar que la represión también es fuerte y seguramente aumente, argentina es uno de los países con mayor cantidad de policías cada 100.000 habitantes (803), mientras que en Estados Unidos o Canada, por ejemplo, no llega a los 200. Este proceso de control social y aumento de la cantidad de policías en las calles aumentó en todos los gobiernos desde el 2002 hasta el presente.

Con respecto al factor “anarcocapitalista” hay algunos debates en torno a la utilización por parte de Milei de frases icónicas rebeldes para su campaña política, hay quienes buscan entrar en el debate teórico/histórico por ejemplo con el uso de la palabra “libertario” que se le atribuye a sus militantes, para nosotros si bien es un factor a tener en cuenta, creemos que el debate tiene que ir más allá de las falsas dicotomías que nos imponen los partidos en el poder, lo más peligroso del relato “antiestatal” con el que se lo relaciona a Milei, tanto por quienes lo apoyan como por quienes dicen estar en contra, es que entramos en un falso dilema en torno a la gestión estatal, llegando al absurdo de afirmar que un presidente está en contra del Estado o que una “resistencia” contra el gobierno tiene que dirigirse a asegurar los derechos y las instituciones estatales, este punto es central para poder atravesar y responder a los próximos años de discusiones y convulsión social, comprendiendo que la gestión neoliberal del Estado y el Nacionalismo populista no son dos posturas enfrentadas, sino las dos caras de la misma moneda con las que el Capital va alternando la gobernabilidad.

 

F: tal vez una mirada hacia adelante. ¿Qué herramientas tiene la gente para defenderse de la terapia de shock y presionar a las corporaciones y al gobierno? Y si el nuevo hace lo de Liz Truss y es asaltado por los mercados, ¿podrán responder los movimientos sociales?

E: Creo que las herramientas son más o menos las mismas que hace muchos años (eso puede ser un problema también), la movilización popular, la huelga, la solidaridad, la confrontación, nuestras inquietudes en el presente tienen que ver con cómo actuar en un contexto de movilización y preocupación pero fuertemente institucionalizado, muchos líderes sociales son representantes de organizaciones y partidos políticos que solo ven la posibilidad del conflicto como una forma para sostener este orden social, en este punto pueden unirnos algunos momentos espontáneos en manifestaciones, pero también ellos son los primeros en criminalizar a quienes se enfrentan a la policía o usan capuchas cuando el conflicto no les sirve políticamente. Esto fue muy evidente durante el 2017, el 1° de Agosto fue desaparecido nuestro compañero anarquista Santiago Maldonado mientras se encontraba cortando una ruta en el sur del país junto a una comunidad mapuche en Cushamen, la gendarmería (policía militarizada nacional), lo secuestró y su cuerpo fue encontrado recién 2 meses después. Durante esos meses muchos anarquistas, rebeldes y antiautoritarios salimos a las calles, con muchas acciones, propaganda y difusión, y muchos Partidos y organizaciones utilizaron el asesinato de Santiago para hacer campaña política (en 2017 había elecciones en el congreso) y “ensuciar” la imagen de Macri y Bullrich relacionándolos con las desapariciones en la dictadura militar. En ese contexto la posibilidad de una revuelta por nuestro compañero (algo que en un principio era realmente posible) fue fuertemente reprimida, no solo por la policía, sino por el peronismo y la izquierda institucional, fueron ellos quienes negaron la identidad anarquista de Santiago e iniciaron una campaña mediática acusando a sus compañeros de “infiltrados”, una lógica que se utiliza tanto acá como en Chile o Brasil para criminalizar a los anarquistas y acusarlos de ser policías o “agitadores”. Hoy en día la imagen de Santiago es conocida en todo el país, pero su memoria anarquista es invisibilizada muchas veces.

Estas experiencias nos enseñaron que, si bien estamos en el conflicto, organizándonos, generando relaciones, abriendo más espacios de debate y discusión, también tenemos que ser conscientes y estar atentos a las jugadas políticas que cambian de forma de acuerdo con sus necesidades, y no caer en el juego de los “frentes unidos” con representantes del Estado y la burguesía nacional.

Nuestras convicciones siguen siendo firmes, impulsar la lucha revolucionaria por la destrucción del Estado y el Capital sin caer en lógicas reformistas ni nacionalistas, y al mismo tiempo negándonos a encerrarnos en verdades a medias y slogans panfletarios.